βιβλίο (biblío): ‘libros’


…el tratamiento de la bibliografía por la naturaleza de la materia debe contemplar tres aspectos:

1.                  Que si bien debe desarrollar su propio camino de abstracción teórica, no debe desgajarse de su sentido de apoyo y fundamento para una acción práctica y específica, cual es la del quehacer arquitectónico.
2.                  Que debe acondicionarse y a su vez superar la fuerte antinomia entre la “mass-media”, cada vez más y hasta insospechados límites, de “anticultura” y la lectura profunda y meditada, esencial para una sólida conceptualización.
3.                  Que respecto a la arquitectura, la profusión de revistas, algunas de ellas de amplio desarrollo, han suplantado el libro-texto de autores significativos.

Por lo tanto, se debe actuar con métodos de “aproximación”, ya que la cultura del zapping está hondamente arraigada y el paso a la concentración que requiere la lectura profunda debe ser paulatino; siempre basándonos en que este camino es guiado por el interés de una idea o percepción, que cada mente encuentra ante sus propios dilemas.

Para la próxima clase elegir y leer algún libro de los enumerados en la lista.
La lista se encuentra en la fotocopiadora del 2° Piso.

Prólogo Americano (precisiones) Le Corbusier

1-      Señalar, de acuerdo a la lectura que se haya realizado del escrito: cuáles son los conceptos que se considere, reafirman o traducen la imagen o idea que Ud. tenía hasta el momento de Le Corbusier y sus obras.
2-      Señalar de acuerdo a esa lectura: aquellos conceptos que resulten medulares de los planteos y enfoque de Le Corbusier  para su arquitectura.
3-      Expresar en breve síntesis la relación de esos conceptos con la apreciación global que Le Corbusier expresa de su visión de Buenos Aires y nuestra Región.
4-      Cualquier otra relación o enfoque que se considere importante del escrito.

Texto en fotocopiadora 2° Piso. 
Entrega:  miércoles 08/05.



Précisions sur un état présent de l'architecture et de l'urbanisme
, París 1930

Bustillo por Marechal (prólogo)


   Alejandro Bustillo figura en la primera línea de los artífices que han revolucionado últimamente la arquitectura de nuestras ciudades, villas y poblaciones campestres. Bien sé que no aceptaría él sin objeciones el verbo “revolucionar” aplicado a las cosas del arte; por lo cual, y fiel a las ideas que comparto con Bustillo, me apresuraré a decir que no doy a ese verbo su corriente sentido iconoclasta, sino aquel otro, infinitamente más profundo, mediante el cual entendemos que toda revolución no es en última instancia otra cosa que una restitución o una restauración. ¿Restitución de qué? ¿Restauración de qué? Voy a intentar una respuesta.
Sabido es que todo arte se funda en ciertos principios necesarios y en ciertas leyes inmutables que lo determinan como tal, que condicionan su esencia y que no deben ser alterados o desconocidos por el artista. Desconocer o alterar esos principios esenciales vale tanto como destruir el arte mismo al vulnerarlo en su razón de ser y en sus raíces ontológicas. Podemos afirmar que según se acate o no esos principios necesarios, el arte de una época estará vivo o muerto. Y bien mirada, ¿qué es la Historia del Arte sino una sucesión de días y de noches artísticos? Ahora bien, cuando por olvidar su esencia tal o cual arte ha conocido un estado nocturno, se inicia de pronto una era revolucionaria cuyo primer movimiento es justicieramente destructor; le sigue una fase constructiva en la cual, deseando restituir al arte lo auténtico y lo vivo que le faltaba, se formulan cien estéticas aparentemente distintas, que combaten entre sí, que se disputan el mérito de la novedad o la invención y que, en algunos momentos, parece crear una confusión babélica en el idioma del arte; pero cuando la revolución ha concluido y recoge sus frutos, no es difícil advertir que lo que realmente se ha logrado es devolverle al arte sus principios eternos, su esencia inmutable y su frescura original. Aquella revolución se ha resuelto, al fin, en una simple restitución de valores y en una restauración del arte conforme a la esencia restituida.
La Arquitectura no ha escapado ciertamente a la voluntad restauradora que actuó sobre las artes en el primer cuarto de siglo: la aparente dualidad de la arquitectura, manifestada en su doble aspecto de lo útil y lo hermoso, no tardó en solicitar el análisis de los nuevos estetas. Cierto es que urgía revalorar su esencia pragmática, por la cual el viejo arte necesita construir la morada del hombre según el cuerpo del hombre; pero no era menos urgente restituirle su esencia espiritual, que le obliga, como arte, a edificar la morada del hombre según el alma del hombre. Una severa crítica de lo que se daba entonces por arquitectura reveló al mismo tiempo dos errores fundamentales: por un lado lo útil arquitectónico era sacrificado a lo estético: por le otro lo estético mismo se limitaba, ¡difícil es olvidarlo! a una fría e inútil retórica de ornamentación.
Previsible fue la reacción de los arquitectos innovadores: la esencia pragmática de la arquitectura, que tan largamente se había olvidado, recobró todo su prestigio y hasta logró que lo estético fuera sacrificado en sus aras por oficiantes llenos de ardor. Estos últimos resolvían al fin, y por eliminación de uno de sus términos, el dualismo de lo bello y lo útil en la arquitectura, sin advertir que con ello le robaban la del arte para convertirla en una técnica más entre las técnicas; otros, con mayores inquietudes, acabaron por creer que logrando lo útil, se lograba al mismo tiempo lo hermoso, como si la belleza, dejando de ser “esplendor de los verdadero”, según querían los platónicos, se hubiese convertido por arte de magia en el “esplendor de lo útil”.
Ha terminado ya la fase revolucionaria del movimiento: la fase crítica, destructora y animadora. Pero subsiste aún el conflicto entre los dos términos de la dualidad, y los artistas dignos de tal nombre lo resuelven hoy a su manera. Sin embargo, y desgraciadamente, no son muchos los arquitectos que, como Alejandro Bustillo, poseen todas las virtudes necesarias al renacimiento de un arte tan difícil: en primer lugar, aquella segura intuición de lo bello, que será su piedra de toque ante lo verdadero y lo falso y que lo hará salir triunfante de todos los equívocos, en una época en que los equívocos abundan; luego su facultad analítica, rápida, aguda, que controlará, si es necesario, el vuelo de la inspiración, bien que sin alterarlo ni disminuirlo; y al fin, aquella virtud operativa revelada en “ la mano que no tiembla”, según la quería Dante para el artífice verdadero; y todo aquello sostenido y corroborado por una cultura universal, que lo hace vivir en presencia de los grandes maestros y escuchar el sonido de sus voces eternas. Ciertamente no confundirá Bustillo las esencias de su arte ni los dos términos de la dualidad arquitectónica: lo útil y lo bello; porque su intuición de la hermosura le hace sorprender a menudo lo bello en lo inútil y lo útil en lo no bello, y porque sabe que la delimitación de ambas categorías ha sido trazada ya definitivamente por los maestros antiguos desde Platón a Santo Tomás. Bustillo nos dirá luego que la dualidad arquitectónica (útil y bello) tiene su origen en la misma dualidad del hombre (cuerpo y alma), y que la arquitectura debe servir al cuerpo según lo útil y al alma según lo bello. ¿Cómo podría lograrlo?....

Leopoldo Marechal.
Alejandro Bustillo - Presentación por Leopoldo Marechal.  1944







Consiga Texto Marechal

En la fotocopiadora del 2° Piso hay un texto para fotocopiar (2 carillas). Es el prólogo de un libro de Leopoldo Marechal acerca de la obra del arq. Bustillo.
Consigna:  Leer, reflexionar y relacionar el texto con el esquicio realizado en clase (maqueta-atelier) en tanto la intuición / la razón; las etapas de desarrollo, lo que debe ser la arquitectura (el atelier en este caso) y lo que el arquitecto quiere que sea; etc.   Relacionar e incluir conceptos de los textos anteriores.
Desarrollo mínimo sugerido: 3 carillas A4.

Entrega:  miércoles 24/04.

Esquicio Maqueta Atelier

Maqueta:
Consigna:  realizar una maqueta de un espacio habitable, "atelier".
Materiales:  cartón gris, varillas de madera.
Duración:  1 1/2 hs.
Ubicación: (imaginaria) urbana (bs.as.)
Orientación: a proponer (indicar)
Superficie del terreno:  16 m2
Ocupación del terreno:  60 %
Superficie cubierta/semicubierta:  16 a 32 m2 (aprox.)
Otras condicionantes:  mantener dos lados (verticales) cerrados o ciegos
Escala:  1:20

Parte escrita:
- Nombrar al espacio generado (un sustantivo + un adjetivo) que lo defina.
- Escribir en no más de un párrafo las intenciones, las características, la idea; una síntesis.

Parte gráfica:
- Fotografiar la maqueta para lograr sólo (1) una imagen que sintetice la esencia del espacio que se pretendió generar. (se puede retocar digitalmente, pero sin modificar el proyecto)

NOTA: la parte gráfica y escrita se entregan la próxima clase, 24/04.

Sobre la Gracia y la Dignidad (extracto)


¿Pués qué tendría por sí misma de tan agradable una insignificante flor, una fuente, una piedra cubierta de musgo, el piar de los pájaros, el zumbido de las abejas...? ¿Qué es lo que podría hacerlos hasta dignos de nuestro amor? No son esos objetos mismos, es una idea representada por los objetos lo que amamos en ellos, la serena vida creadora, el silencioso obrar por sí solo, la existencia según leyes propias, la necesidad interior.
Son lo que nosotros fuimos; son lo que debemos volver a ser. Hemos sido naturaleza, como ellos, y nuestra cultura debe volvernos, por el camino de la razón y de la libertad, a la naturaleza. Al mismo tiempo son, pues, representaciones de nuestra infancia perdida, hacia la cual conservamos eternamente el más entrañable cariño; por eso nos llenan de cierta melancolía. Son a la vez representaciones de nuestra suprema perfección en el mundo ideal; por eso nos conmueven de sublime manera.
Pero su perfección no es mérito suyo, porque no es obra de su libre albedrío. Nos conceden, pues, el peculiarísimo placer de que sean nuestros modelos sin humillarnos. Manifestación permanente de la divinidad, están en torno nuestro, pero más bien confortándonos que deslumbrándonos. Lo que determina su carácter es precisamente lo que le falta al nuestro para alcanzar su perfección; lo que nos distingue de ellos es precisamente lo que a su vez les falta a ellos para alcanzar la divinidad. Nosotros somos libres, y ellos determinados; nosotros variamos, ellos permanecen idénticos. Pero sólo cuando lo uno y lo otro se unen -cuando la voluntad obedece libremente a la ley de la necesidad, y la razón hace valer su norma a través de todos los cambios de la fantasía- es cuando surge lo divino o el ideal. Así, siempre vemos en ellos aquello de que carecemos, pero por lo que somos impulsados a luchar, y a lo cual, aunque nunca lo alcancemos, debemos esperar acercarnos, sin embargo, en progreso infinito.
Vemos en nosotros una ventaja que a ellos les falta, y de la cual no pueden participar nunca (así es el caso de los irracionales) o a lo sumo (como en el caso de los niños) no de otro modo que siguiendo nuestro propio camino. Nos procuran por lo tanto el más dulce goce de nuestra humanidad como idea, aunque a la vez deben necesariamente humillarnos si consideramos nuestra humanidad en una situación determinada.
Como este interés por la naturaleza se funda en una idea, sólo puede manifestarse en espíritus que sean sensibles a las ideas, esto es, en espíritus morales. La gran mayoría de los hombres no hacen más que fingirlo, y la difusión de este gusto sentimental en nuestra época -que se traduce, particularmente desde la aparición de cierta literatura, en viajes sentimentales, jardines y paseos amanerados, y otras aficiones de ese género- no prueba de ningún modo la difusión de esa forma de sensibilidad. Sin embargo, la naturaleza manifestará siempre algo de este afecto aun sobre el más insensible, porque ya basta para ello la propensión hacia lo moral, común a todos los hombres, y porque todos somos impulsados hacia esa meta en la idea, por más alejados que nuestros hechos estén de la sencillez y verdad de la naturaleza.


Friedrich (von) Schiller
Sobre la gracia y la dignidad. 1793. extracto
Anmut und Würde (1793)


Aventuras de las Ideas (extracto)


“...En el estudio de las ideas, conviene recordar que la insistencia en una obstinada claridad tiene un origen sentimental, es algo asi como una niebla que encubre las perplejidades de los hechos.
La insistencia en la claridad a toda costa se basa en meras supersticiones sobre el funcionamiento de la inteligencia humana. Nuestra razón se toma de pajas como si fueran premisas, y flota sobre las telarañas de las deducciones...”

Alfred North Whitehead
Adventures of ideas. 1933


razón / experiencia / whitehead

...Creo que en el proceso de diseño, la razón entra en juego desde el principio, sólo que va cambiando tras perseguir el fin imaginado: intentamos "bajar" eso que pensamos a la realidad, y esa búsqueda se da utilizando métodos que ya nos funcionaron, utilizando la experiencia como base para llegar al fin deseado.

extracto del esquicio sobre texto Whitehead. / Macarena Rossetti

intuición / razón / whitehead

...Me resulta conflictiva la convivencia de la razón y la intuición, cómo deben interactuar entre sí, sin que una de ellas prevalezca sobre la otra. O bien me pregunto si quizás sea bueno que cada una de ellas gane la batalla.
Me pregunto cuán tedioso sería que la razón domine hasta las reflexiones más internas, o cuán difícil sería dejarse llevar por lo puramente intuitivo.
Creo que las dos son necesarias para extraer nuestra propia teoría...

extracto del esquicio sobre texto Whitehead. /  Florencia Belotti

La Función de la Razón (extracto)


...En su uso pragmático, la razón encarna la urgencia, el apremio, el impulso irresistible de transformar el mero estar en bienestar, la simple existencia en una buena existencia. Su modo de operar es la elaboración de métodos de acción inmediata.
...Pero ocurre que el empleo reiterado del mismo método produce fatiga, su continua repetición mata el bienestar inicial.
Al llegar a la especie humana, la razón adquiere una nueva dimensión: la dimensión teórica o especulativa. Deja de preocuparse por al conservación de la vida y por el mero bienestar, si bien los presupone, y busca, con curiosidad desinteresada, una comprensión a la vez más amplia y más profunda del mundo.
...la razón especulativa permanece sin sosiego mientras no logra una comprensión completa.
...la razón en un factor de la experiencia que dirige y critica el impulso hacia la obtención de un fin imaginado pero no realizado de hecho.
...la razón es la operación de una comprensión teórica. En la comprensión teórica, el universo, o al menos factores de él, son entendidos en su carácter de ejemplificación de un sistema teórico.


Alfred North Whitehead
La Función de la Razón . 1929


ENTREGA 08/04

El miércoles próximo recibiremos las presentaciones de sus proyectos de arquitectura en formato audiovisual, según lo visto en el taller.
Entregar en cd. ( utilizar archivos estándar tipo:  *.mov / *.avi / *.ppt  etc. )