… Puede que
en el proceso de diseño la razón cumpla cierto rol fundamental desde el
principio, persiguiendo cierta finalidad: bajamos esos conceptos del mundo
sensible a un mundo tangible, y en esa búsqueda vamos empleando ciertos métodos
que alguna vez nos fueron válidos, respaldándonos en la experiencia.
Inmediatamente
dicho esto, se me viene a la cabeza una frase de Tolstoi que dice: “La razón no
me ha enseñado nada. Todo lo que yo sé me ha sido dado por el corazón.”
[…]
… Entonces
es posible construir criticando una cosmovisión. Quizás, es ahí donde se
produce un punto de inflexión, un cambio, un giro rotundo en la forma de
construir, y por consiguiente, en la forma de pensar; porque es en la
divergencia del pensamiento que los arquitectos se han permitido diseñar en una
forma distinta. A lo mejor ya no “es una
idea representada por los objetos lo que amamos en ellos” (como diría
Schiller), sino una idea de lo que amaríamos en ellos, lo que nos
gustaría que el mundo fuese, la representación de una utopía…
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